Comer Local: Una Decisión Que Sí Importa (Y Mucho Más De Lo Que Crees)
Comer Local: Una Decisión Que Sí Importa (Y Mucho Más De Lo Que Crees)
En un mundo donde la sostenibilidad se ha vuelto parte de nuestras decisiones diarias, cada vez más personas se preguntan: ¿Qué impacto tiene lo que como? Y, sobre todo, ¿de verdad es mejor comprar productos locales?
Un estudio de referencia internacional, publicado por Joseph Poore y Thomas Nemecek en la revista Science, pone sobre la mesa datos clave sobre el impacto medioambiental de nuestra alimentación. Pero aunque muchas de sus conclusiones han sido interpretadas como un argumento a favor de importar productos vegetales desde otros países, hoy queremos ofrecerte otra mirada: una que valora lo local, sin caer en idealizaciones, pero entendiendo su verdadero potencial transformador.
¿Qué dice el estudio?
El estudio analiza datos de más de 38.000 explotaciones agrícolas de 119 países y concluye que el mayor impacto ambiental no está en el transporte de los alimentos, sino en su producción. De hecho, transportar un alimento representa, de media, menos del 10% de su huella de carbono total.
Esto ha llevado a muchos titulares del tipo: “Es mejor comer lentejas importadas que carne local”. Y aunque es cierto que reducir el consumo de carne puede tener un impacto muy positivo, centrarse solo en eso simplifica demasiado un problema complejo. Principalmente porque cultivar esas lentejas requiere en ocasiones de químicos cuya fabricación ya contaminaría más.
Producir en España es producir con más conciencia
En el caso concreto de España, la situación es diferente a la de muchos países analizados en el estudio. Aquí tenemos una ventaja competitiva y ética: una red creciente de pequeños productores, cooperativas, fincas regenerativas, cultivos ecológicos y ganadería extensiva que apuestan por modelos mucho más sostenibles que la agroindustria internacional.
Cuando compras una verdura de temporada cultivada en Almería, un queso artesanal de Castilla, unas legumbres de León o un aceite de oliva virgen extra de Jaén, no solo estás reduciendo la huella del transporte: estás apoyando una forma de producir que cuida la tierra, genera empleo local y fortalece la economía circular.
Lo local no es solo un lugar: es una forma de producir
El error está en pensar que «local» significa automáticamente «sostenible». No siempre es así. Pero lo contrario también es cierto: importar productos vegetales que vienen de monocultivos intensivos en otros países tampoco es garantía de sostenibilidad.
Lo que hace la diferencia es el cómo, no solo el qué. Y cuando combinas alimentos vegetales con producción local, agroecológica, respetuosa con los ritmos de la tierra y con los agricultores, estás tomando una de las decisiones más poderosas como consumidor.
El transporte también importa (aunque digan que no)
Es cierto que el transporte supone una pequeña fracción de las emisiones totales. Pero no es lo mismo transportar aguacates desde Perú por avión que llevar espárragos desde Navarra por carretera. En un sistema energético en crisis y en un planeta al límite, cada tramo cuenta.
Además, el estudio no tiene en cuenta otras variables importantes como:
- El embalaje y refrigeración prolongada en productos importados.
- Las condiciones laborales de quienes producen en países con menos protección social.
- La pérdida de soberanía alimentaria cuando dependemos de alimentos que vienen de fuera.
Lo local, cuando es responsable, no solo reduce distancias: construye resiliencia, justicia social y comunidad.
La tierra que te alimenta está más cerca de lo que crees
España es uno de los países con mayor biodiversidad agrícola de Europa. Tenemos un calendario estacional riquísimo, microclimas diversos y una tradición culinaria basada en productos de proximidad. Desde la huerta murciana hasta las castañas gallegas, pasando por los garbanzos de Fuentesaúco o las naranjas valencianas… tenemos TODO para alimentarnos bien, rico y sostenible.
No necesitamos traer aguacates de México si tenemos variedades locales en Málaga y Granada. Ni quinoa de Perú cuando hay legumbres nacionales de altísima calidad. Ni leche de almendras de California cuando nuestras almendras están en peligro por la competencia exterior.
Apoyar a quienes producen aquí es cuidar el futuro
Cada vez que eliges un alimento producido cerca, no solo estás reduciendo tu huella ecológica: estás invirtiendo en el futuro del campo español. Estás diciendo “sí” a modelos que respetan la biodiversidad, a pueblos vivos, a saber de dónde viene lo que comes.
Y si además eliges productos vegetales, ecológicos o con certificaciones sostenibles, el impacto se multiplica.
¿Cómo puedes hacerlo fácil?
Compra en mercados locales, tiendas de barrio o directamente a productores.
Apuesta por alimentos de temporada. Prioriza productos con origen claro y procesos artesanales. Escoge la ganadería de pasto extensiva y nacional.
Apoya iniciativas como cooperativas, grupos de consumo o plataformas que conectan campo y ciudad (como Triwuu 😉).
Puede que no tengas una huerta en casa, pero sí puedes saber quién cultiva lo que pones en tu mesa. La sostenibilidad no está en seguir modas, sino en volver a lo esencial: comer con sentido, elegir con conciencia y valorar a quienes hacen posible cada bocado.
Porque sí: comer local, en España, sigue siendo una de las formas más auténticas y poderosas de construir un futuro más justo y más verde.